Julia Krzysztalowicz
En las primeras 67 páginas del libro Huaco Retrato, la autora Gabriela Weiner nos cuenta una historia sobre su identidad en un mundo poscolonial y globalizado. A través de la obra vemos como Gabriela vive en una dualidad llena de yuxtaposiciones. Ella misma vive en Madrid con dos parejas, un peruano, y una española. Cuando nos cuenta de su experiencia en un museo de antigüedades del mundo no oriental, nos pinta una imagen de verse en una vitrina de una tumba dónde en un momento había una momia. La autora es peruana y en esta exhibición nos demuestra cómo por un lado está en este espacio para admirar, pero una parte de ella siente que el arte no debería pertenecer a este museo y debería ser reclamado y devuelto. El cuento cambia de repente cuando la autora nos cuenta sobre su vuelta a Lima para despedirse con su padre muerto. Como un homenaje nos cuenta sobre la vida de su padre que era un periodista con una vida amorosa promiscua. También nos cuenta sobre su tatarabuelo, el abuelo de su padre, Charles Weiner, un descendiente de Austria, quien “descubrió” unos templos sagrados incaicos y sus compañeros encontraron Machu Picchu. Me gustó cómo la autora siempre compara el pasado con el presente. Cuando nos cuenta sobre el robo de los niños en el cual participaba su tatarabuelo, nos explica cómo este acto se ha involucrado en una cultura social y presente en Perú. «Culpabilizar a la madre, además, siempre ha funcionado para perpetrar el robo de niños. Lo haga un padre, un Estado democrático o una dictadura, ya sea en jaulas fronterizas americanas o quitando las custodias de sus hijos a madres migrantes en las costas europeas.» (Weiner, 45) En esta cita, la autora pone el acto de robar a los niños en términos que solo pueden ser explicados por el patriarcado colonial, y como esta misma mentalidad es lo que construye las dictaduras y el imperialismo de fronteras que ocurre en los EE.UU. La autora por lo general hace una gran aventura espiritual para aprender un poco más sobre la vida de su padre. En esta encuentra que la vida de su padre tiene muchos vínculos con su vida como también con la vida de Charles Weiner. Se reúne con la otra mujer de su padre y así aprende que por ejemplo su padre llevaba un parche en el ojo. Por lo general, la autora encuentra que la doble vida que tuvo su padre también en un sentido quizás un poco más ético pertenece a ella. Su ser dual de ser peruana indígena mezclada con la sangre del austriaco Weiner hace una «mezcla perversa de huaquero y huaco que corre por mis venas, algo que me desdobla» (Weiner, 54) Después de reflexionar sobre este desdoblamiento concluye que no importa en qué parte del mundo se encuentre, siempre va a llevar consigo esta dualidad. Nos cuenta al final que «ser migrante también es vivir una doble vida. Es vivir con un parche en el ojo.» (Weiner, 67)